Fuente: http://www.gatoflauta.com/2016/05/03/por-que-es-necesario-el-dia-de-la-libertad-de-prensa/ Data: 29/03/2017
La obra de Daniel C. Hallin y Paolo
Mancini Sistemas mediáticos comparados
(Barcelona: 2008), es un intento por establecer una taxonomia
sobre las relaciones entre prensa y poder político. En su estudio se establecen tres espacios mediáticos para Europa:
1. El modelo anglosajón caracterizado
por una prensa que surge a la par que la modernidad y la democracia
y, por tanto, se imbuye fácilmente de su espíritu liberal. De ahí
que los anglosajones puedan disfrutar de una prensa independiente del
poder político y que respeta la opinión y pluralidad de los
periodistas que trabajan en los diferentes grupos empresariales.
2. El modelo corporativo de Europa del
Norte y Centro caracterizado por surgir bajo el amparo de los
sindicatos y otros grupos de carácter corporativo, también se
identifica por ser una prensa que respeta la independencia
profesional de los periodistas que trabajan en los diferentes medios
de estos países.
3. El modelo Mediterráneo o pluralista
polarizado. Este modelo surgió tardíamente, el número de lectores
es más reducido que en los otros modelos y, además, ha pasado de
una tutela estatal en sus inicios (bajo largas dictaduras) a la más
salvaje desregulación de las últimas décadas.
El interés de esta taxonomía se
produce porque, como toda buena categorización, nos permite
aprehender la realidad de la prensa europea en pocas líneas, aunque
no deja de mostrar ciertos estereotipos propios de cualquier síntesis
global que deja por el camino muchos detalles y, como dicen los
ingleses, the evil is in the details.
En lo
que respecta
a la prensa española, me parece relevante destacar,
como lo hacen los autores antes mencionados, la
pluralidad de medios de los que disfrutamos (La Razón, El
mundo, El País, El Español, Ok Diario, El
Confidencial, Público, El Diario, El Salto..., abarcando
todo el espectro ideológico), pero,
al mismo tiempo, también tenemos que destacar cómo estos se
encuentran estrechamente vinculados a los diferentes partidos
políticos, mostrando una escasa pluralidad interna, es decir, la
ausencia de voces discordantes con la línea editorial del periódico.
Esta situación propicia que los partidos políticos, a través de
los medios de comunicación,
intenten monopolizar la agenda pública
y, por tanto, sean
determinantes a la hora de establecer los constantes climas de
crispación que sufren nuestros conciudadanos,
sobre todo cuando se acercan las elecciones o estamos en un proceso
de cambio político. Así no podemos entender el ascenso del PSOE en
la década de los ochenta sin el mismo ascenso en lectores y
prestigio de El País,
los importantes vínculos que mantuvo El Mundo
de Pedro J. Ramírez con el
presidente José María Aznar
o la aparición de nuevos medios de comunicación
bajo el padrinazgo que ejerció José Luis Rodríguez Zapatero sobre
el grupo Mediapro,
capitaneado por el empresario Jaume Roures. A
partir de estos hechos, nos deberíamos hacer la siguiente pregunta:
¿cuál es el hilo conductor de la relación entre medios de
comunicación y poder político en la actualidad?
En primer lugar tenemos una derecha
mediática plural y "competente" que sostiene los gobiernos
de Rajoy y el PP, apoyado por el ABC, La Razón, El
Mundo, Ok Diario
... Este ejército de medios de comunicación asegura el futuro
hegemónico del PP dentro de la derecha española, ya que Ciudadanos
no cuenta con ningún medio de comunicación relevante, al margen del
cariz "liberal" que manifiesta en sus editoriales El
Confidencial. En el centro izquierda situaríamos a El País,
que es la viva expresión del desdibujamiento y pérdida de identidad
del socialismo español. A la errónea estrategia política de la
vieja guardia de Felipe González y compañía le ha seguido la
errónea estrategia mediática y empresarial de Juan Luis Cerbián;
ambos mantienen su línea de encaminar a estas dos instituciones
hacia el "oasis neoliberal", aunque por el camino se dejen
votos y lectores a borbotones, presionados por agentes externos como
la UE o los fondos de capital de riesgo. En último lugar, en la
izquierda, tenemos a Unidos Podemos apoyados por Público, El
Diario y El Salto, entre otros. Unos medios de
comunicación que, como el partido con el que sienten cierta
afinidad, son jóvenes, nuevos, controlan las nuevas tecnologías de
la información, pretenden recoger el descontento generado por el binomio PSOE-El País, pero todavía no acaban de
consolidarse como una nueva alternativa que sustituya por completo al
anterior binomio, lo que genera cierta frustración, porque lo viejo
es decadente, pero lo nuevo no acaba de brotar en todo su esplendor.
¿Cuánto tiempo tardaremos en superar este impasse? ¿Nacerá
algún día algún medio de comunicación realmente plural en nuestro
país, que no esté sujeto a un partido político concreto?