miércoles, 11 de abril de 2012

LOS PECADOS CAPITALES Y CHIVOS EXPIATORIOS DE LAS CRISIS ECONÓMICAS

Hooverville: casas suburbiales que se extendieron por todo Estados Unidos durante los años de la Gran Depresión. Llevan el nombre del presidente republicano Hoover que no tomó ninguna medida para salvar la crisis.

Es cierto que todas las sociedades, cuando entran en una crisis tan profunda, suelen cometer errores políticos de calado. Uno de los pecados capitales más comunes son los relacionados con la vuelta a un pasado idealizado que es imposible. Las circunstancias cambian pero, por mucho que se empeñen los manuales de autoayuda, éstas son vistas con recelo por las personas que tienen en su experiencia pasada su mapa de coordenadas personal con el que guiarse por este mundo. El problema es que estos pecados capitales suelen traer acompañados otros más graves, relacionados con la creación de chivos expiatorios que carguen con la frustración acumulada por los años de errores reiterados.

El caso más paradigmático se produjo en la Europa de Entreguerras. La vuelta al pasado se simboliza con unas economías que se dirigieron hacia la Gran Depresión, tras el crack del 29, por mantener una ideología liberal que había servido al mundo en el siglo XIX. La sociedad había cambiado y, en palabras de Keynnes, si dejásemos que la economía recuperase el pulso por sí misma todos acabaríamos calvos y, lo que es más grave, muertos de hambre. También en Entreguerras se reproduce el chivo expiatorio clásico: la Shoah, término hebreo con el que se define al Holocausto. A la frustración de los alemanas que habían perdido la I Guerra Mundial, se suma la humillación de la Paz de Versalles (1919) que la declaró única culpable de la Guerra y la obligó a pagar onerosas indemnizaciones. Por si lo anterior no bastase se suman las consecuencias sociales de la Gran Depresión, que elevó la tasa de paro en Alemania hasta los 7 millones, más del 35% de la población activa. Todo este conjunto de factores coyunturales, junto a la segregación y odio que los cristianos habían acumulado durante siglos contra los judíos, hicieron que aquellos vecinos cultos y cosmopolitas que les habían acompañado durante siglos se tornaran en la causa de todos sus males. La frustración de los alemanes ante la crisis tuvo la trágica consecuencia de 10 millones de judíos asesinados y toda la cultura del judaísmo laico, intelectual y cosmopolita erradicada de Europa. Esa culturan nos había legado a literatos como Thomas Mann, científicos como Einstein, filósofos como Hanah Arendth, políticos como Léon Blum… por situar un personaje prominente en cada rama que hubiera sido exiliado en Estados Unidos o internado en un campo de concentración. En resumen, la frustración de Entreguerras se llevó al infierno a una buena parte de la cultura, sociedad e historia de Europa.

En la actualidad, en España, también vivimos una crisis semejante, en su intensidad. Estamos ante la crisis que ha generado un mayor decrecimiento del PIB, destrucción de empleo y pérdida de poder adquisitivo de toda nuestra historia. Aunque esto no lo notamos tanto como en otras ocasiones porque nuestro punto de partida es mucho más “rico”. Pero, sin lugar a dudas, pone punto y final a esa historia de crecimiento, modernización y paz social que se fundamentó en el “exitoso” pacto de la Transición. Una época de tal éxito en nuestra historia que habría que retrotraerse a la segunda mitad del siglo XV para encontrar algo semejante. Pero el espíritu español no es racional, más bien pasional y, como tal, le gusta recrearse en la agonía de su éxito. De ahí que aquí los pecados capitales de los que hablábamos se extiendan en el tiempo. Por eso los gobiernos del PP, a pesar de lo que digan los titulares de prensa, no está realizando ninguna reforma estructural en lo económico. Los fundamentos de nuestra economía siguen inalterados, turismo de sol y playa, un mercado de trabajo de mano de obra barata para la inversión extranjera y un mercado de consumo interno con suficiente población y cercano a los grandes centros de producción europeos (Alemana y Francia). Pero el respiro del turismo dado en los años anteriores se acabará cuando vuelva la calma al norte de África, el tirón europeo se ha agotado y del ladrillo ni hablemos. En la Historia Económica Mundial de Rondo Cameron el autor sitúa el éxito industrializador de muchos países de Europa a partir de una capitalización inicial, realizada a través de la especialización en un producto que penetró en los mercados internacionales y permitió el ahorro necesario para desarrollar productos de una tecnología más avanzada. Así Suiza inició su andadura con la leche y las cintas suizas, Dinamarca con la mantequilla, Finlandia con el papel… El problema es que España, que había podido ser la Prusia del Sur y haber pasado de la arena a un futuro mejor, decide repetir una y otra vez la misma canción: “arena y mano de obra barata, arena y mano de obra barata” y…, así hasta el infinito.

El PSOE fue tímido con el nuevo modelo productivo, el Plan E, necesario ante una caída de la demanda privada, se tenía que haber dedicado a potenciar más nuestra tecnología en trenes de alta velocidad, en energías renovables y en biotecnología. Nos hemos gastados decenas de miles de millones de euros en potenciar estas nuevas industrias y, cuando más necesarias eran para renovar nuestro aparato productivo, el PP ha frenado en seco su desarrollo. Personalmente creo que los españoles estarían dispuestos a hacer un sacrificio coyuntural si tuvieran la certeza de estar sentando las bases de su bienestar futuro. Por eso, cuando hacemos recortes no hay que tener en cuenta el gasto, sino el coste. Pongamos un ejemplo, hace unos años España se dedicaba a financiar energías renovables, ahora el gobierno del PP ha puesto el contador a cero. ¿Realmente nos hemos ahorrado esos 300 millones de euros al año o el gasto a largo plazo será mayor? Por cada millón de euros invertido en energías renovables se crean 10 puestos de trabajo, el doble que en las energías fósiles, habiendo llegado a generar en el sector industrial 200.000 puestos de trabajo que ahora peligran. Además nuestro déficit exterior se debe, en su mayoría, a la importación de energías fósiles, por las que pagamos cada año 60.000 millones de euros. En la actualidad las energías renovables se estima que ya permiten ahorrar 2.347 millones de euros al año en la compra de energías fósiles; además, las energías renovables habían desarrollado una industria, sobre todo, de instalaciones eólicas que el año pasado alcanzaron los 3.027 millones de euros en exportaciones, por último, nos han permitido ahorrar 374,3 millones de euros en CO2, por el cumplimiento del Protocolo de Kioto.

En cuanto a los chivos expiatorios, por ahora, se concentran en los servicios públicos. Es increíble cómo la crisis está poniendo en cuestión un modelo de gestión que, hasta el momento había sido de éxito. Si España podía estar orgullosa de algo es que siendo la 13ª potencia económica del mundo y la 50ª en innovación empresarial sea la 3ª en su servicio público de salud. España se gasta el 8,4% de su PIB en sanidad, mientras que países como Alemania y Francia que llevan años de copago sanitario tienen peores servicios y se gastan el 10,6 y 11,1% de su PIB. La media de la UE está en el 9,6% y en Estados Unidos, el país que deja a 50 millones de ciudadanos sin servicios sanitarios, su gasto se eleva al 15,9% del PIB (datos EUROSTAT). Lo mismo podíamos decir de la educación, donde España ha pasado a ser de los países de la OCDE que menos se gasta en enseñanza, pese a lo cual no tenemos tan malos resultados. Así, hay comunidades autónomas como Castilla y León, Navarra o el País Vasco que se sitúan a la cabeza en el Informe Pisa. Si analizamos el fracaso escolar, que está diez puntos por encima de la media, este desfase se centra en la población escolar masculina, estando la femenina en la media. En España nos gastamos el 4,3% del PIB en educación, mientras que la media de la UE se sitúa en el 5% y la de los países nórdicos es ya próxima al 7%. Cuando Finlandia a principios de los noventa entró en una crisis financiera similar a la nuestra, también llevó a cabo una reflexión ciudadana que le condujo a apostar simple y llanamente por la educación; en pocos años salvó la crisis, se encaramó a la cabeza del Informe Pisa y conquistó el mundo con Nokia.

El chivo expiatorio del funcionario hará que desaparezca parte de lo mejor de nuestra economía y sociedad, nuestros servicios públicos. Estos son universales y gratuitos y, al mismo tiempo, de los más baratos del mundo desarrollado. No es bueno negarse a los cambios, pero tomar como modelo ejemplos que funcionan peor que el nuestro es algo cercano a la demencia. Estados Unidos no es la primera potencia por su sistema sanitario, que además quieren reformar hacia un sistema parecido al nuestro, sino porque es el país que más gasto público dedica a la I+D, tecnología que luego filtra a la sociedad a través de su sistema empresarial.

El discurso político actual es tan absurdo que llega a hacernos pensar que un país puede prescindir de la sanidad y educación. Cuando el modelo se privatice, ¿cuánto creen ustedes que le costará a nuestro sistema empresarial y a nuestros ciudadanos? Enriquecerá a unos pocos y será una rémora para el desarrollo del resto. En cuanto a los pecados capitales, estos están haciendo que no germine nuestro futuro económico. ¿Cómo va a emprender en nuestro país alguien que se tiene que enfrentar a un futuro laboral incierto? La inseguridad laboral, los bajos ingresos, el alto coste de los estudios superiores, la escasa capacidad de financiación, la baja inversión en innovación, etc. son todos ellos factores que imposibilitan el crecimiento de nuevas empresas que regeneren nuestro tejido productivo. Lo único seguro de las medidas económicas de Rajoy en el futuro es que éstas repetirán nuestras taras y harán desaparecer lo poco bueno que teníamos. No estamos ante un problema de gasto, sino de coste, es decir, en qué invertimos para producir al día siguiente.

7 comentarios:

  1. Muy bueno, ya lo sabíamos, pero aquí está dicho con más claridad.

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  2. Estás hecho un regeneracionista de los de verdad. A ti te duele España, como a Unamuno, ¡¡y empiezas a hablar de pecados capitales y todo!! Qué fantástico. Qué lejos quedan los tiempos en que la envidia era considerado el pecado capital de los españoles. Y qué cerca eso de mirar a los tiempos pasados como la utopía a conseguir. Por lo demás, muy esclarecedor, como siempre.

    Saludos de tu troll liberal.

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  3. Felicidades por la pagina y por el articulo.

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  4. Felicidades y gracias por explicar tan claro y hacer tan entendible la situacion que padecemos. Este articulo tendria que repartirse en todos los colegios,institutos y universidades

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  5. Muchas gracias a los últimos comentarios por sus ánimos...

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  6. Está todo muy claro y bien expresado.Los ciudadanos tenemos que tener conciencia, de todas estas cosas. Y además líderes muy concientes con ideales muy transparentes, y poner manos a la obra para que este planeta fuera más habitable, más humano y con menos maldá.

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  7. Algunas correcciones necesarias:

    Los servicios públicos ni son universales ni gratuitos: Hasta los 26 años son universales y gratuitos pero de ahi en adelante o pagas vía impuestos o te ves excluido.

    ¿Qué pasa con lo que el Estado toma de las nóminas e impuestos para financiar sanidad, educación, etc? Los nuevos métodos los llaman copago pero deberían llamarse re-pago.

    Y el segundo apunte, EEUU es la mayor potencia del mundo porque inunda al mundo de dólares desde el fin del Patrón Oro, todos los países son "esclavos" del dólar, de hecho EEUU tiene una balanza comercial funesta para su futuro inmediato al igual que países que siguen comprando dólares a lo bestia como Japón y...Adivinen: ESPAÑA.

    Te recomiendo para profundizar más en esto último el artículo sobre sistema-mundo en La proa del Argo y los artículos de El Dispendio.

    Un saludo.

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