domingo, 29 de mayo de 2011

EL MOVIMIENTO 15-M Y LAS ELECCIONES MUNICIPALES Y AUTONÓMICAS DE 2011


En este último proceso electoral ha sucedido en España un acontecimiento que ha modificado el preestablecido, plácido y aburrido discurso de los análisis sociológicos y editoriales de periódicos algo, por cierto, cada vez más habitual en nuestras citas electorales.

El análisis que esperaba hacer el stablishment mediático de nuestro país era el siguiente:

1. El deterioro sostenido del PSOE desde que el 9 de mayo del año pasado la Unión Europea le asignase una “receta neoliberal” de salida a la crisis si no quería ver su economía intervenida, aunque al final, lo que se intervino fue el programa y discurso del PSOE, de ahí el rechazo ciudadano que ha suscitado en los últimos meses.

2. Frente a esta realidad se alzaba la victoria apabullante de la derecha, el modelo que se impuso en Europa al PSOE tenía su mejor representación nacional en las políticas que Esperanza Aguirre ha venido desarrollando en Madrid, el PP era capaz de ganar unas elecciones con un candidato que no inspira confianza, que tiene como proclama la inacción. Es curioso cómo el partido que representa la eficacia, competitividad y flexibilidad del neoliberalismo sitúa como cartel electoral a un individuo rodeado de alcanfor, esclerosis y pasotismo, adjetivos que pueden resultar ofensivos y me disculpo de antemano, aunque estoy seguro que el aludido no hará nada para restablecer su honor. Un partido que se había atrevido, incluso, a situar al frente de gobiernos autonómicos a perfectos ejemplos de lo que no tiene que ser el servicio público, que han deshonrado el buen nombre de la política y que actúan como los viejos caciques que utilizaban los resortes del poder político para expoliar a sus semejantes.

3. Por último, estaban los partidos al margen del bipartidismo: los nacionalistas, IU, UPyD, etc. Partidos que, en conjunto, van perdiendo cada vez mayor protagonismo político por una ley electoral que les obliga a actuar en los márgenes del sistema. Este modelo se pactó en la Transición con el consenso de todas las fuerzas políticas pero, en una situación como la actual, se muestra inoperante al no dar cauce político al descontento social que se vive, con lo que corremos el riesgo de situar en los márgenes del sistema, no a partidos políticos minoritarios, sino a amplias capas de la sociedad que, cada vez más, se sienten menos representadas.

Esta foto fija de la situación política española que parecía algo inamovible de cara a las elecciones generales, hoy, gracias al Movimiento 15 – M, no lo parece tanto. La derrota electoral del PSOE no es tanto la de un solo partido político, sino la de un modelo de representación que no es capaz de dar cabida a las exigencias de una ciudadanía que, cada día, constata como se siente atrapada en sus aspiraciones individuales por unos mercados financieros globales que actúan como monarcas absolutos capaces de vaciar el sentido de la democracia. ¿Qué sentido tienen las elecciones cuando las decisiones fundamentales de los gobiernos están sujetas a los dictados de unas organizaciones privadas que sólo representan a sus intereses? Esta pregunta ha golpeado las calles de España que se llenó con ciudadanos rebelándose contra aquellos que pretenden construirnos un destino acomodado a sus intereses y ajeno a nuestras ilusiones. Decía John Kenneth Galbraith que vivimos en la sociedad de la opulencia y, es cierto que, al menos en Occidente, esta crisis se produjo bajo esos parámetros y, por eso, las revueltas de hoy, quizá, tienen su significado en el hecho de que se produzcan y, con el tiempo, recuperen la práctica de la “movilización social”, un hecho histórico éste esencial en la construcción de unas sociedades más justas y equilibradas.

En el próximo año la crisis económica puede seguir golpeando a unas sociedades que huyen hacia delante, sin analizar sus problemas, en una búsqueda desesperada de la vuelta a un pasado lleno de crédito fácil que nos sumía en una borrachera consumista que nos ha situado donde estamos, en la desorientación más absoluta. Por tanto, hacer predicciones del futuro se nos antoja imposible. A pesar de ello lanzo las siguientes advertencias a los cuatro actores protagonistas de nuestro espacio político:

1. El PP no debería mostrarse prepotente cuando, aunque es cierto que ha ganado todo el poder autonómico y municipal, sólo ha conseguido 450.000 votos más frente a una caída de más 1,7 millones de votos del PSOE, en términos porcentuales sólo ha subido 1,91 punto y se sitúa muy lejos de la mayoría absoluta. Además no debemos olvidar que es su modelo económico el que está en crisis, sus políticas neoliberales fueron las que situaron al ladrillo y el crédito bancario como pilares de barro de nuestra economía y, además, no parece que tenga una propuesta alternativa. Es triste para un partido político que no podamos contar entre las causas de su ascenso ningún acierto o mérito propio.

2. El PSOE no sólo tiene que cambiar de líder, sino también de discurso y forma de actuación. Ya no puede seguir sujetándose en el pasado y las reformas en derechos civiles cuando en política económica practica unas recetas que difieren muy poco de las de su principal rival. No puede haber cargado todo el coste de la crisis sobre las clases medias y bajas, dejando libre de cargas a aquellos que la provocaron, y no explicar por qué lo ha hecho. No puede seguir reivindicándose como un partido social, cuando realiza duros recortes sociales. Es un partido que se encuentra en una permanente contradicción, una contradicción que se hace cada vez más visible entre los votantes, como han demostrado los resultados electorales últimos. También es triste para un partido político que su única baza electoral sea el miedo, aunque sea real, a la incompetencia, deslealtad y actitud populista y antisistema del PP.

3. Respecto a los partidos que se encuentran en los márgenes del sistema creo que también es poco loable que sitúen como única arma electoral el que el sistema no es justo en el reparto de poder. ¿Es que acaso no confían en que su proyecto sea alguna vez mayoritario? ¿No confían en la ciudadanía o en ellos mismos? Esta es una pregunta que tienen que resolver. Como también la necesidad de hacer presente en los ciudadanos un proyecto de transformación social que dé cabida a amplios sectores sociales y que mire con confianza hacia el futuro. ¿Qué alternativa representan estos movimientos a nivel económico, social, etc.? ¿Son sólo una versión más ética de la vieja socialdemocracia? ¿Qué supondrá en el nivel de vida de los ciudadanos una economía sostenible? ¿Puede España iniciar estas “revoluciones” de un modo aislado en el mundo? Unas preguntas que no han tenido respuestas eficientes porque, a mi entender, también IU, los nacionalistas e, incluso, UPyD han tenido unos resultados mediocres, y tampoco ellos han conseguido encauzar el descontento del PSOE. Unos partidos que, ni en el mejor de los escenarios para sus aspiraciones las consiguen satisfacer y, advierto, no se puede echar la culpa a unos ciudadanos que… en último término son para quien se gobierna y son los mismos que les tienen que dar la confianza en siguientes procesos electorales.

4. Por último, el Movimiento 15 – M, un movimiento que llenó de aire fresco el apolillado sistema político español, pero que, también, se encuentra en una encrucijada. Personalmente creo que sería un error continuar indefinidamente en los campamentos de la indignación. No se puede quemar lo que ha conseguido este movimiento, debe ser cultivado porque en el futuro será necesario volver a mostrarlo. Mucha gente se ha acercado a un movimiento de protesta callejera porque se siente defraudado por un sistema que lo deja de lado, pero tampoco está dispuesta a paralizar su vida privada durante meses por un movimiento que muestra su indignación pero que es incapaz de transformar esta queja en un cambio real sobre el sistema político o económico. Esta contradicción es la que tiene que resolver en los próximos días y creo que la guía de reflexión debería de pasar por:

A) No quemar lo que se ha conseguido.

B) Encontrar cauces de representación más eficaces que transformen las protestas en mecanismos efectivos de presión sobre el sistema político y económico.

C) Resolver la siguiente contradicción: la política se ha desacreditado porque está sometida a las directrices de los agentes económicos y no de los ciudadanos. ¿Cómo es posible que los ciudadanos se impongan a los poderes económicos a través de los medios políticos si estos se debilitan cada vez más? Es decir, movimientos como el 15-M y las filtraciones de wikileaks ponen de manifiesto un poder económico que presiona y chantajea al poder político, sin embargo, el único cuestionado es el poder político, de ahí una debilidad que cada vez es mayor frente a los poderes económicos. ¿Alguien conoce el nombre de algún empresario que haya pagado los trajes de Camps?

Para terminar, como frase final, y que podía servir de epígono de todos y cada uno de los actores de la política española, mencionaré lo siguiente: no olvidemos que la política es sólo una medio, no el fin, para conseguir una mejora en la calidad de vida de las personas.

domingo, 15 de mayo de 2011

GRANDES BATALLAS DE LA HISTORIA: CIENCIA Y RELIGIÓN


El 16 de febrero de 1616 el Santo Oficio convoca a Galileo Galilei y sus tesis sobre el movimiento de la tierra alrededor del Sol y sobre si misma, así como sobre la existencia de manchas solares que escandalizaban a la Iglesia, ya que mostraban la corruptibilidad del cielo. Su teoría será condenada como insensanta, absurda para la filosofía y formalmente herética. En la semana siguiente el papa Pablo V y la Inquisición ratifican la condena. La respuesta la dará Galileo en 1632 cuando publica su Diálogo sobre los principales sistemas del mundo, en los que defiende claramente las teorías copernicanas frente al geocentrismo de Ptolomeo. Así el 21 de junio de 1633 la iglesia católica le condena a abjurar de sus ideas y a un arresto domiciliario hasta su muerte; al día siguiente niega sus teorías en una iglesia romana y se crea el mito de una ciencia que a pesar de retractarse para salvar su vida mantiene la verdad: a pesar de todo se mueve, murmuró Galileo.

En 1992, después de 359 años, la iglesia pide perdón a Galileo y reconoce el acierto de sus teorías. Este perdón se produce por las conclusiones que debía dirimir la controversia Ptolomeo – Copérnico por mandato del papa Juan Pablo II y que inició sus trabajos en 1979.

Todo lo expuesto anteriormente parece un relato de ciencia – ficción, pero es la verdad de los hechos históricos. Una iglesia que desea mantener inamovible la visión del mundo tal y como ella la heredó de la Tardoantigüedad. La pregunta es ¿Por qué la iglesia mantiene estas discusiones tan improductivas? ¿Por qué tantas energías en mantener el velo de la ignorancia sobre cuestiones fundamentales que explican el funcionamiento del Universo, la naturaleza humana o los secretos de la vida? La respuesta es sencilla porque las iglesias son instituciones de consuelo y de poder, conceptos ambos de que están relacionados, dan consuelo a millones de seres humanos en aquellos trances que más angustia les producen, por su oscuridad: el milagro de la vida, la muerte, etc. Pero este consuelo no es gratuito, a cambio los guardianes del mismo, la jerarquía eclesiástica, recibe un gran poder por parte de los humanos consolados: riquezas materiales, espirituales, legitimidad moral dentro de la sociedad, poder político, autoridad… todos ellos sinónimo de Iglesia.

Su rival, por tanto, la Ciencia. Ésta ya ha desvelado, en parte, la oscuridad del Cielo, ya nos podemos hacer una idea de él y no aparecen ni ángeles ni demonios, ni tantos otros personajes del Antiguo y Nuevo Testamento… En los siglos siguientes a la condena de Galileo tanto la ciencia como la Iglesia se han ido acomodando a la nueva situación, pero, de nuevo, en el siglo XX aparece otro campo de fricción: la biotecnología. El conflicto se concentra en la investigación con células madre embrionarias humanas cuyo primer cultivo de laboratorio lo realiza la Universidad de Wisconsin en 1998. A partir de ese momento se encendió un debate, de nuevo, entre Iglesia y religión sobre si es lícito o no investigar con estos materiales. Estas células forman parte de la masa celular interna, todavía no diferenciado, de un embrión de 4 o 5 días, y a partir de ellas se pueden obtener diferentes tipos de tejido. La clonación de células madre ha permitido salvar la vida a cientos de niños que han nacido con enfermedades terminales, y está abriendo posibilidades de curación en campos como el cáncer, el parkinson, la esclerosis múltiple, etc. Por tanto, la pregunta que nos tenemos que hacer es: ¿Está Dios en contra de la curación de seres humanos que él ha situado en el mundo? ¿Por qué Dios no es compasivo con ellos? ¿Puede dar la Iglesia una respuesta a estas preguntas? ¿Qué haría un católico con un hijo recién nacido que puede salvar su vida con células madre clonadas?

En el fondo estas preguntas se mantienen abiertas sólo porque la institución eclesiástica no quiere perder otro ámbito de poder, el del nacimiento. También aquí parece que la Ciencia está poniendo luz sobre algo que se mantenía en la oscuridad del pensamiento religioso, algo que angustiaba al ser humano y que daba poder a aquellos explicaban el por qué del nacimiento de un ser humano y que aseguraban que su vida, a partir de este momento, tendría sentido… Aunque pasen, de nuevo, 359 años el futuro creo que está más del lado de la Ciencia que del de la religión y aquella, como se hizo dueña de los cielos, se hará también dueña del nacimiento. Esto es algo que, personalmente, no me preocupa, es más, espero que algún día la Ciencia también haga dueña de la muerte… pero entonces los seres humanos: ¿necesitarán consuelo?

sábado, 7 de mayo de 2011

OSAMA BIN LADEN, OBAMA Y EL DERECHO INTERNACIONAL

Firma del 3º Convenio de Ginebra (1949)


La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue aprobada el 10 de diciembre de 1948 en París y firmada por Estados Unidos. En su artículo 3 establece: Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona; en el 11.1: Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa. Pero es que además, Estados Unidos también ha firmado las diferentes Convenciones de Ginebra sobre el trato que hay que dar a los prisioneros de guerra, en concreto cabe destacar, el III Convenio de Ginebra de 12 de agosto de 1949 relativo al trato que deben recibir los prisioneros de guerra. En el artículo 13 de este convenio se establece: los prisioneros de guerra deben ser tratados humanamente en todas las circunstancias… será considerado una infracción grave de este convenio… todo acto ilícito u omisión ilícita… que comporte la muerte o ponga en grave peligro la vida de un prisionero de guerra.

La firma de estos convenios internacionales, promovidos en su día por Estados Unidos, no admite excepciones y son la base del derecho internacional en caso de guerra o paz. Desde que se inició la administración Bush (2001 – 2009) el derecho internacional saltó por los aires. La conciencia de que Estados Unidos era la única superpotencia del mundo, con capacidad de acción militar en todo el planeta tras el hundimiento de la Unión Soviética, se hizo evidente tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Estos atentados fueron la coartada idónea que la administración republicana necesitaba para poner en marcha todo su programa neoconservador. Éste incluía no aceptar las limitaciones de un derecho internacional que había servido para cuestionar las decisiones del contrario durante la Guerra Fría, pero que, actualmente, tan sólo limitaba las posibilidades de actuación del aparato militar norteamericano. Así, el 20 de marzo del año 2003 Estados Unidos, desoyendo la resolución 1441 de la ONU sobre la inexistencia de armas de destrucción masiva en Iraq, comenzó las hostilidades sobre este país. El Pentágono atacó unilateralmente con sus aliados, en un acto de fuerza que no presentaba ninguna base legal sobre la que apoyarse, excepto la fuerza de los hechos.

Pero Afganistán era diferente, el régimen talibán había apoyado a Al Qaeda en su ataque terrorista a las Torres Gemelas, por tanto, esto podía ser considerado un acto de guerra de un país contra otro. Aquí si que se activó la diplomacia internacional de un modo efectivo. Esta guerra se emprendió el 7 de octubre de 2001, amparándose en el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas que invoca el derecho a la legítima defensa, incluso han participado países musulmanes como los Emiratos Árabes Unidos, Singapur, Bosnia, Azerbaiyán y Turquía.

En las elecciones del 4 de noviembre de 2008 los demócratas vuelven al poder, siendo elegido Barack Obama. Parecía que las cosas iban a cambiar, en su programa electoral hablaba de que Estados Unidos retornase al derecho internacional y de cerrar Guantánamo. Esta prisión, que se situaba en el limbo jurídico, hoy sabemos que ha mantenido bajo tortura a sospechosos sin ninguna prueba evidente, que entre éstos se encontraban menores de edad y discapacitados, además de continuar, todavía, en prisión 172 personas. Pues bien, tras situarnos en mitad de la legislatura, no sólo no ha cerrado Guantánamo, sino que con el asesinato de Osama Bin Laden sitúa, de nuevo, a Estados Unidos al margen del derecho internacional, actuando sólo en clave interna y por la fuerza de los hechos. Tras este asesinato Afganistán se sitúa peligrosamente cerca de Iraq.

Es cierto que los electores le dieron la espalda y han dado una mayoría republicana al Congreso, también lo es que Estados Unidos necesita una coartada para salir de un país que, tras diez años de guerra, es incapaz de controlar. Pero eso no justifica que a Osama Bin Laden, aunque fuese el peor enemigo del mundo, no haya sido tratado bajo la dignidad que la Convención de Ginebra establece para los prisioneros de guerra. No olvidemos que hasta los jerarcas nazis creadores del Holocausto judío fueron juzgados en juicio justo por los Tribunales de Nuremberg, promovidos por el mismo país que hoy se olvida de la legitimidad que otorga el derecho a nuestros actos, tanto domésticos como internacionales.

Sólo un último recordatorio a Estados Unidos, estamos caminando hacia un mundo multipolar, donde este país tendrá que compartir su dominio frente a potencias como China, Rusia, Brasil, etc., alguna de ellas con escasa tradición en el respeto a los derechos humanos y la legalidad internacional. Por tanto, en un futuro, que ya no parece muy lejano, todas estas decisiones de Estados Unidos y Occidente se volverán sobre nosotros, como cuando el tonto escupe hacia arriba y sonríe esperando la sustancia que le devolverá el viento.

domingo, 1 de mayo de 2011

1º DE MAYO


El 1º de mayo tiene el significado de reivindicación y de orgullo de pertenecer a la clase trabajadora. Esta celebración se inició en París en 1889, tras el restablecimiento de la Internacional Socialista, la de los partidos socialdemócratas europeos, en el año en que las potencias imperialista (Francia e Inglaterra) mostraban al mundo los logros exultantes del imperialismo y la revolución industrial.

Se tomó como fecha conmemorativa el homenaje a los mártires de Chicago, una huelga anarquista que reivindicaba, en 1886, la jornada laboral de las ocho horas diarias. Se tomó esta fecha en un guiño a los trabajadores del otro lado del Atlántico, acentuando así el carácter internacional de la lucha obrera, y porque la división entre anarquistas y socialistas había destrozado la I Internacional (1864 – 1876). Desde entonces, excepto en Estados Unidos, el 1º de mayo se celebra para conmemorar el orgullo de pertenecer a una clase, la de los trabajadores, cuyas reivindicaciones están en la base del bienestar social que se disfruta, o disfrutaba, en Occidente antes de la crisis. Entre sus logros se pueden contar el disfrutar de unas condiciones de trabajo más aceptables, una sanidad, educación, seguridad social públicas. Además, estas conquistas no han sido nada corporativas, algo de lo que se viene acusando a los sindicatos con frecuencia, ya que también presionaron para que se extendiera a otros colectivos y se universalizaran, siendo, por tanto, una gran mayoría de población la que se ha beneficiado de estos logros, mientras que ha sido una minoría la que se ha visto beneficiada por los éxitos del neoliberalismo.

Ciento veintidós años después de esta celebración y tras un gran número de batallas ganadas por los movimientos sociales, que emergen del seno de la clase trabajadora, como éstas: laextensión de la democracia, ampliación de las políticas sociales y del estado del bienestar, incorporación de los partidos socialdemócratas a diferentes gobiernos, incorporación a la agenda política de nuevos temas como los derechos de la mujer, de los homosexuales, inmigrantes y otras minorías, políticas medioambientales, etc, sin embargo, la sensación es de derrota, los trabajadores parecen resignados a los contratos de mileuristas o inferiores, a la rotación esquizofrénica en los puestos de trabajo, a la pérdida de seguridad en sus vidas, a recortar sus derechos sociales básicos para pagar una crisis provocada por otros, etc. Incluso, resignados a una derrota moral, algo que nunca había ocurrido, los trabajadores parece que contemplamos los logros de las democracias sociales como un paréntesis del pasado y nos resignamos a vivir bajo la hostilidad de un darwinismo social que exalta a los depredadores financieros y evita la evolución de las especies que necesitan de la manada para sobrevivir.

Es cierto que el respaldo de un futuro mejor que prometía el marxismo y la amenaza de los cazadores soviéticos sobre el depredador neoliberal ya no existen. Que tenemos que aprender a caminar sin las seguridades que nos proporcionaban estos elementos, que tenemos que aprender a sobrellevar nuestros errores. El liberalismo hace gala de su imperfección planteándose su mediocre realidad como la única posible, algo que también deberíamos hacer nosotros: sin una política económica más justa, hasta el futuro del propio capitalismo está en riesgo y, no digamos, el crecimiento económico, así como el desarrollo sostenible de unas sociedades con recursos medioambientales más que limitados.

Por eso deberíamos salir reivindicando un cambio en nuestras políticas económicas y sociales. No se está construyendo más empleo cuando se precariza y flexibiliza el mercado laboral, es más, se está reduciendo el consumo y destruyendo más puestos de trabajo. ¿Es qué alguien cree posible mantener los niveles económicos de nuestro país reduciendo los sueldos a la mitad en los últimos veinte años? ¿Quién va a consumir lo que producen las empresas? ¿Cómo va a pagar su deuda España en los próximos años si está negando las posibilidades de crecimiento futuro? ¿Es que alguien se cree actualmente que Alemania está interesada en un crecimiento armónico de la Unión Europea? No lo olvidemos América Latina y Asia empezaron a crecer cuando dejaron de hacer caso a las políticas del FMI y el Banco Mundial, cuando el Consenso Wasghinton dejó de ser seguido por países como Brasil, Argentina o Malasia. Es curioso que ningún economista explique la contradicción de que dentro de una economía global de carácter neoliberal sea China, el país más intervenido por el Estado, aquel que más crecimiento está demostrando, aquel que no hace caso a ningún economista y no permite que su moneda fluctúe libremente en los mercados… ¿Alguien me puede explicar esta contradicción?

Tampoco se me puede explicar aquella de una sociedad como la de Europa que presenta una deslegitimación de los sindicatos, que representan a una mayoría, y una legitimación de las elites financieras, que representan a una minoría. Así, se eligen gobiernos, tanto conservadores como socialdemócratas, que implementan políticas de salida de la crisis que van en perjuicio de la mayoría que les vota. ¿Cómo han conseguido las grandes democracias ser controladas por la oligarquía del capitalismo financiero internacional? ¿Es que alguna vez creeremos que vamos a formar parte de ellos? ¿Es que la gran mayoría de la población cree que algún día va a ser rica y que ya no se deben hacer políticas para la clase media y baja de la sociedad?

Es cierto que hoy ha sido un día de desánimo, una celebración frustrada en el 1º de mayo, parecemos no sólo resignados a todas las vejaciones y recortes que hemos sufrido por parte del Capital, sino que también parece que estamos dispuestos a poner la otra mejilla para los siguientes que vengan. Aunque no debemos olvidar que, si queremos, esto lo podemos cambiar. Somos una mayoría los trabajadores y trabajadoras de este país, una mayoría que puede paralizar el país con sus movilizaciones, cambiar gobiernos, hacer temblar a grandes empresas con una campaña contra el consumo de sus productos. Sólo nos tenemos que hacer oír colectivamente, mostrar nuestro descontento y nuestras ganas de hacer presión, por los medios que sea. Recordad que lo que estamos perdiendo fue fruto de trabajadores como nosotros, no eran mejores que nosotros, sólo estaban más dispuestos a luchar colectivamente. Por eso este 1º de mayo debería servir para recordar la fuerza que tenemos y…, tal vez, lo poco que la usamos.