miércoles, 24 de marzo de 2010

REFLEXIONES SOBRE LA EDUCACIÓN


Uno de los debates que más interés me ha despertado en los últimos días ha sido el de las: "competencias". Qué bonito enganche conceptual, cómo alguien, supuestamente racional, no se va a seducir por la enésima reforma "verbal" del sistema. Qué atractivo es consideraronos hacedores de individuos competentes para el mundo que vivimos.
Pero en toda reforma educativa hay que analizar qué es lo que pretende la administración hacer con esto. En primer lugar, reducir la estadística de fracaso escolar. En España el alumnado que cursa la ESO y no titula ya ha alcanzado el 34%, pero deberíamos desglosar una estadística bruta que dice muy poco. Tendríamos que preguntarnos por qué en el País Vasco, con la misma ley educativa sólo llega al 14%, en Castilla y León se sitúa en el 26% y en la Comunidad Valenciana o Madrid ronda el 40%. Esta variabilidad regional de los datos educativos también se reproduce en el Informe Bolonia, donde Castilla y León, País Vasco y Navarra tienen unos índices en comprensión lectora muy por encima de la media nacional y cercana al oasis educativo que consideramos que es Finlandia.
Un viejo profesor de economía del Doctorado me contó que en España, a partir de una mala traducción del griego, cometemos el error de aseverar como una verdad indómita la frase: "la excepción confirma la regla", cuando en realidad la traducción correcta sería: "la excepción elimina la regla". Es decir, el fracaso educativo no puede estar asociado a la ley de educación cuando ésta es funcional en muchas de nuestras comunidades autónomas. Como el análisis complejo y serio de la realidad está alejado de las exigencias del discurso político. Éste pretende sustituir la reflexión por un efecto mediático:"ilusionar", de nuevo, a la sociedad con una nueva definición, con la que pretenden borrar de los titulares de la prensa y la televisión nuestro manoseado fracaso escolar.
Esto no quiere decir que las "competencia" no sean una valioso instrumento educativo, como en su día fueron muchas reformas de la LOGSE, que nadie se atreve a defender, pero que nadie se atravería a cuestionar en nuestro actual paisaje educativo (escolarización obligatoria hasta los 16 años, igualdad de oportunidades a los alumnos con discapacidad, nueva metodología más acorde con la realidad del presente, etc.) El problema es que como los políticos que implementan dicha ley tiene unos objetivos que nada tienen que ver con ella, puede que se convierta en un instrumento inservible. Dependerá, una vez más, de la "voluntad" de los centros educativos y el profesorado. Su implementación se hará, de nuevo, sin medios, sin unas directrices claras, sin una formación contundente, etc.
Creo que, de nuevo, todos aprenderemos de este duro proceso. Nos quejaremos de la burocracia (yo el primero), nos romperemos la cabeza pensando qué es lo que la administración quiere de unas competencias que ella no tiene claras, lucharemos por encontrar una nueva metodología que nos acerque a un público generacionalmente distanciado de nosotros, nos ilusionaremos con unos éxitos que irán surgiendo de nuestro esfuerzo y de la nada... Y, finalmente, cambiará la Ley, apareciendo, de nuevo, esa nueva "maldita" palabra que nos despertará de nuestra comodidad docente. Sólo espero que llegue acompañada, esta vez, de medios económicos, informes claros, cursos que realmente formen y... nuevos ítem para las programaciones fácilmente rellenables.

martes, 16 de marzo de 2010

LA IMPORTANCIA DE LO QUE DEBATIMOS


Hace unos meses una compañera de trabajo, a la que he tenido la suerte de conocer, me regaló un libro: No pienses en un elefante de Lakoff. En esta obra se analiza de un modo sencillo y divulgativo, dentro de lo que un experto en semántica es capaz, cómo los grupos republicanos organizaron grupos de debate, los famosos think tanks, que monopolizaron el estado de la opinión pública norteamericana desde, diría yo, la década de los setenta. Este monopolio se llevó a cabo en ámbitos tan dispares como la política exterior (armas de destrucción masiva, guerra preventiva, terrorismo global, etc.), social (mensaje evangélico y antiabortista) y económico (recorte de impuesto y menos Estado).
El único defecto que veo a este análisis es que no sólo es un fenómeno americano, sino global, al menos también europeo. Estos son los datos y debates de nuestros país:
1) Nunca hemos tenido ratios de delincuencia tan bajos y, sin embargo, se reabre el debate sobre la cadena perpetua o cosas peores.
2) Nuestro código penal y, por tanto, el número de presos por habitante es el más duro de Europa. Se mete en la cárcel a gente por faltas menores y todavía seguimos con la cantinela que en España un delincuente sale a la calle en poco tiempo. Todos los días nos bombardean los medios de comunicación con casos extremos que hace que los periodistas salgan, cual marabunta de termintas, a pedir un endurecimiento de las penas. Lo mismo podíamos decir del aumento de las cámaras de vigilancia, el aumento de las medidas de seguridad en los medios de transporte, etc.
3) En economía ya no nos preocupamos por regular el sistema financiero que nos llevó a la crisis y sí por el déficit público que es consecuencia de la crisis financiera. Nos preocupa más subir los impuestos a las rentas altas, algo claramente impopular, y no que la gente sin recursos se multiplique en nuestras calles.
4) En educación se vuelve al debate segregacionista, con adolescentes que deben elegir, según sus cualidades, entre el bachillerato y la formación profesional a la temprana edad de quince años. Se mantiene el sistema dual de la concertada con aulas para la "nueva clase media del ladrillo" y otras para emigrantes, gitanos y discapacitados. Frente a lo anterior, casi nadie alza la voz pidiendo recursos en las aulas para los que menos ventajas de partida tienen, mucho menos para exigir que en el aula se mezclen niños y niñas independientemente de su condiciones personal, intelectual, física, etc. Viva la democracia y los preceptos constitucionales, con los que todos estamos de acuerdo, pero sólo cuando conversamos, no nos vayan a acusar de algo.
Asumo que hay avances, pero sólo en aquellos ámbitos más estrechamente relacionados con los derechos humanos: el papel de la mujer y los homosexuales. No niego su importancia, pero considero que debería ser algo no debatible, nadie debe sentirse con más derechos que otro colectivo. Esto debería estar fuera del debate, asumido por personas de izquierdas, derechas, centro y, cualquier otra dimensión política, como en su día superamos el feudalismo y asuminos la igualdad jurídica de los varones heterosexuales ante la Ley. Esto es lo que hemos completado, ya podemos decir: "todas las personas somos iguales ante la Ley". A partir de esta premisa debatamos sobre: economía, educación, ¿qué sociedad queremos?, etc.

miércoles, 10 de marzo de 2010

El verdadero debate económico de nuestro país


Únicamente Estonia y Bulgaria tienen ingresos fiscales más bajos que nosotros respecto a la media europea, hemos sido superados por Rumanía, Grecia, Portugal, etc. Lo digo porque una subida fiscal no supondría equipararnos con Suecia o Finlandia, sino con los países de nuestro entorno mediterráneo. Nuestra baja presión fiscal se produce porque ésta, en gran parte, recaía sobre la construcción, cuya actividad y, por tanto, recaudación fiscal se ha desplomado. Además este desplome va a ser imposible recuperar, por mucha deducción fiscal que se proponga para la rehabilitación de viviendas.
La tozudez de los datos nos indican que el tan cacareado déficit público español (11'4%) se reduciría en 7 puntos fiscales si se volviera a los niveles de recaudación de 2007, año en que España estaba por debajo de la media de la Unión Europea en ingresos fiscales armonizados, es decir, el déficit público se situaría en un saludable 4,4%. A eso hay que sumarle los gastos del Plan E de infraestructuras locales y los gastos extra que supone el amento del paro y las prestaciones a los desempleados que hayan agotado su prestación. Estas nuevas partidas presupuestarias suponen 25.000 millones de euros, es decir, aproximadamente 2,5 puntos del PIB. Si las anulásemos, ya que éstas son medidas transitorias, nos situaríamos en un déficit público del 1,9%, y dentro de los criterios de convergencia. Con esto no quiero decir que haya que reducir las prestaciones por desempleo, sino que cuando el paro deje de aumentar este gasto se suprimirá.
Todos los datos anteriores bienen a apoyar la tesis de que España, en realidad, lo que necesita es una reforma fiscal. Ésta tiene que dejar de pivotar sobre la construcción, un modelo económico que está agotado. Por tanto, para restaurar las cuentas públicas habría que plantear un nuevo Pacto de La Moncloa (1977), pacto éste que nos sacó de la crisis económica de 1973. En este Pacto se buscó la contención salarial a cambio de un salario social (inversiones en educación, transporte público, construcción de hospitales, etc.). En resumen, se debe de buscar un nuevo pacto social donde los diferentes grupos sociales hagan aportaciones equitativas.
Los grupos sociales más desfavorecidos ya han hecho sus aportaciones al ser los que más han sufrido el desempleo, las congelaciones salariales, la pérdida de servicios sociales, etc. Es hora, por tanto, de modificar la presión social, en ningún caso a través de impuestos directos que son injustos por naturaleza, ya que gravan independientemente del nivel de renta. Personalmente abogo por restaurar el impuesto de sucesiones y elevar el porcentaje del IRPF (impuesto que fue creado por los Pactos de La Moncloa) que pagan las rentas más altas. Las rentas superiores a 52.360 euros anuales tributan el 43% de sus ingresos, sería conveniente devolverlas al 45% que es lo que tributaban hace tres años. Tampoco estaría mal establecer un nuevo tramo del 50% para las rentas superiores a los 100.000 euros anuales. Aunque estas modificaciones puedan parecer poco, ya que afecta a un número reducido de personas, alcanzan a cerca del 25% de la renta nacional, es decir, una cuarta parte de nuestra riqueza, según datos del INE.
La otra medida que el Gobierno y los agentes sociales tendrían que acometer es una reforma laboral, pero no en el sentido de precarizar todavía más el mercado laboral. Su precariedad es un grave problema de nuestra economía que imposibilita: compras a largo plazo, inversiones eficaces en formación continua, aumento de la productividad en los puestos de trabajo, etc. Esto lo dicen informes de la OCDE, CEOE, etc. La reforma laboral debería plantearse lo siguiente: ¿Por qué Alemania cae un 5% económicamente y apenas destruye empleo y España lo hace un 3,6% y triplica su tasa de paro? Su gran éxito reside en contratos parciales subvencionados por el Estado, es decir, el Estado asume el coste de parte del contrato, a cambio éste sigue cotizando a la seguridad social y no recibe prestaciones por desempleo. Según el diario económico Cinco Días en 2009 el desempleo le costó al Estado 31.462 millones de euros y cada desempleado supone una media de 20.000 euros al año entre la prestación social y lo que deja de recaudar. Son cantidades suficientemente altas para que nos planteemos una política laboral más activa, centrando los recursos en la creación, mantenimiento o adecuación de los puestos de trabajo y no exclusivamente en el mantenimiento de una situación presente que nos puede salir cara en el futuro.

lunes, 1 de marzo de 2010

Ítem, curriculum y... otros chiringuitos educativos


Este artículo trata sobre uno de los fundamentos de todo modelo económico: el capital humano. Uno de los mayores logros de nuestra sociedad fue la LOGSE, Ley que el futuro valorará, aunque el presente no le tenga gran aprecio. Pero fue una conquista indudable incorporar al 100% de nuestros jóvenes al sistema educativo, aunque ello supusiera cierta merma de su calidad. Que los jóvenes estén dentro del sistema educativo hasta los 16 años y no en la calle es un gran avance, también lo es que aquellas personas con discapacidad vayan encontrando, no sin dificultad, una mejor situación y mayor calidad de vida dentro del sistema educativo y la sociedad.
Aunque suscribo enteramente el párrafo anterior, tampoco creo que debamos regodearnos en nuestros éxitos, sino que debemos ver cuáles son sus errores e intentar modificarlos. El problema de nuestro sistema de formación es que alcanzó el éxito cuantitativo y ahora debemos de alcanzar el cualitativo, es decir, ya todos los alumnos tienen derecho a la educación, ahora debe ser el momento de la educación de calidad.
La duda que se me plantea en este reto es que la sociedad actual, no sólo el sistema educativo, no sabe valorar lo cualitativo. Los ejemplos son múltiples, si quieres hacer una carrera académica no importa lo qué publiques, sino el número de publicaciones que tienes; cuando quieres hacer carrera en la enseñanza o en cualquier otra profesión lo importante son el número de"cursos de formación" que tengas, donde pagas por unas décimas de punto o por ensanchar las páginas de tu CV y aprendes poco o nada... (por cierto tengo que terminar un curso de los sindicatos sobre ¿cómo entrar en Internet?, he aprendido cómo se entra en una página web y me han dado 0,2 puntos en la oposición). En una conversación con una amigo, de pensamiento liberal, me decía que en los 70 el trabajo compulsivo de la industria se definía como alineante, término que bien podía emplearse para una actualidad que nos sujeta a incrementar nuestros CV, para mantenernos ocupados y, tal vez, que creemos o pensemos bien poco.
¿Cuál es el objetivo de este cuantitativismo desaforado?
1. El mantenimiento de chiringuitos educativos muy lucrativos para quienes los potencias y poco útiles para la sociedad.
2. El prestigio de los modelos empresariales de marketing: todo hay que medirlo y establecer ítem de medición que nos den tranquilidad sobre el trabajo que estamos haciendo, ya que nos genera la "falsa ilusión" de que lo que hacemos está más controlado. En diferentes empresas se multiplican los ojos perdidos y la frustración momentánea de un trabajador que se enfrenta a su fracaso profesional mascullando: "... ¿Qué ha ocurrido?... he seguido todo el protoclo al pie de letra... En fin, a ver cuando nos damos cuenta que trabajar con personas no es vender cosas o fabricarlas y, a veces, el "pide de la letra" tiene sus problemas.
El problema de estos modelos es que nos hacen muy eficientes en sistemas estables, y la crisis ha puesto de manifiesto que los sistemas son menos estables de lo que pensamos y... ahora sólo existe el pánico ante lo desconocido, cuando ya no vale lo que conocemos y tenemos que crear algo diferente, para eso ya no hay Item eficientes... me gustaría conocer el ítem de creación de ítems.
Sólo dos apuntes más. Cualquier estudiante de primero de historia, biología o paleontología sabe que el éxito evolutivo de nuestra especie es su "inadaptación", es decir, su capacidad de sobrevivir a ambientes cambiantes, ya que no está especializado en ninguno. Tal vez eso debería ser la revolución cualitativa de la enseñanza: hacer personas que sepan racionalmente enfrentarse a retos en constante cambio... que no conozcan hasta el extremo cómo se desenrosca el último modelo de tapón, éste cambiará varias veces a lo largo de su vida, por tanto, el "éxito" educativo sería que supiera cómo enfrentarse a diferentes modelos de abertura y que supiera investigar cómo se abren los nuevos sin ayuda de nadie.
.. pero claro, eso supondría hacer mentes que cuastionasen su lugar en el Mundo y los sistemas establecidos y... eso ¿le interesa a alguien?