En situaciones desesperadas los seres humanos y, por
extensión, las sociedades pierden parte de su integridad personal. La situación
de tensión permanente nos hace perder los nervios y, algo más peligroso, la
capacidad de razonar con perspectiva. Esta última cualidad sólo puede darse en
entornos seguros y propensos a la calma y la tranquilidad.
Por desgracia, España se ha situado en los últimos años bajo
una tensión permanente, individual y colectiva, fruto de la crisis económica
más larga de nuestra historia. Nuestros nervios se ven disparados por la prima
de riesgo, los recortes sociales, unos índices de desempleos inaceptables y un
decrecimiento del PIB que se sucede trimestre tras trimestre. Pero, no nos
engañemos, lo peor es que en nuestro “universo mental”, aquel que hemos
construido en el pasado no es capaz de vislumbrar una salida rápida y sin
traumas de esta depresión “económica”. Como máximo ejemplo de este
enclaustramiento mental que padecemos, al menos como sociedad, las decisiones
que han tomado nuestras élites gobernantes en los últimos días:
1.
Si a algún consenso se había llegado en este
país es que el responsable de nuestra mala situación económica era la burbuja
inmobiliaria, por lo tanto, ¿cómo puede ser que el único proyecto de futuro que
se nos plantea sea la construcción de Eurovegas? Un proyecto que sólo va a
beneficiar a aquellos que tengan suelo que recalificar. ¿Alguien entiende que algo
más perverso todavía que la burbuja inmobiliaria sea objeto de disputa? Es como
si Cataluña y Madrid se peleasen por ubicar en su territorio las centrales de
Chernobil y Fukushima, cuya reconstrucción también generaría empleo. Además,
dicho proyecto nos ilustra sobre las aspiraciones que nuestras élites tienen
respecto de nuestro futuro. El futuro creado, en el mejor de los casos, será
para los camareros, crupiers y seguridad privada, eso sí, contratados a tiempo
parcial, por 800 euros al mes y sin ningún derecho laboral. Éstos serán los
afortunados, los perdedores se relacionarán con el dinero negro, la corrupción,
el crimen organizado, la prostitución, los proxenetas y toda clase de patologías
asociadas al juego. ¿Tan negro ven nuestro futuro que sitúan una cloaca del
juego como nuestra mejor alternativa laboral?
2.
La otra locura está relacionada con el sempiterno,
y cansino, problema español de su identidad. Esto ha generado que, ¡sorpresa!,
en Cataluña ya no se hable de la crisis, aunque por desgracia ésta no se ha
esfumado, sino que sus líderes han agitado la bandera del nacionalismo. ¿Cómo
es posible que a estas alturas del guion una mayoría ciudadana se haya dejado
engañar por tamaña y burda operación mediática de distracción pública? Ésta sí
es una cortina de humo y no la película dirigida por Barry Levinson, película
que, por cierto, tampoco recomiendo. Después de aplicar unos recortes en
sanidad y educación más duros que los del gobierno central, después de pelearse
por Madrid por el mismo proyecto de futuro, el ya comentado Eurovegas, después
de fracasar, como Rajoy, en la defensa de sus mismas políticas liberales y de
ataque al Estado del Bienestar, ahora nos dicen que son diferentes y que
reclaman el instrumento decimonónico del Estado, como si eso le sirviese a
Rajoy para relajar nuestra prima de riesgo. Se pide un estado–nación para
resolver los problemas generados por un capitalismo financiero global que es
capaz de vender a su familia por medio punto más de interés en sus inversiones.
Eso sí, Artur Mas y Rajoy encantados de haberse conocido; tras la tensión de la
escalera en el recibimiento de Moncloa seguro que fuera de las cámaras se reían
de todos nosotros y planificaban cuándo y dónde sacar la bandera roja y
amarilla, cada uno la suya, claro, para que no se hable del paro, la
desigualdad en la distribución de la renta, el hundimiento de los servicios
públicos, el empobrecimiento general de los asalariados y la clase media, etc.
Esto ya no es importante si hay un sentimiento nacional enfrente. Mi única
incertidumbre es que todavía no sé a qué sentimiento responde el juego que los
medios de comunicación están dando ha esta teatralización nacionalista. En
resumen, después de esta alocada semana sólo me queda decir: ¡Viva las Vegas! Y
arriba lo que sea…
LA crisis no nos ha vuelto locos, ya éramos unos locos.
ResponderEliminarExcelente punto de vista. Parece muy claro que mientras el capitalismo financiero global está arrasando el mundo como un vendaval que no conoce fronteras las soluciones no pueden venir de la mano de la creación de más Estados menudos sino de reforzar la unión democrática de los existentes.Solamente los interesados en que el vendaval continúe pueden estar a favor de ir creando mayor número de fronteras débiles y fáciles, por tanto, de ser derribadas por los que manejan el mundo, que ya no son los Estados.
ResponderEliminarPatético. Desastroso. Pérdida de todo sentido común. Nihilismo. Huida. Miedo. Y mientras, la crisis sigue su curso.
ResponderEliminarComo siempre gracias a todos por vuestras aportaciones, sólo refrendar a Anónimo, con el que estoy de acuerdo: sólo una unión "real" de Europa, podría hacer frente a este capitalismo financiero global y desregulado que está drenando continuamente recursos desde la economía productiva hacia una economía financiera que sólo beneficia a unas decenas de miles de personas en todo el Mundo.
ResponderEliminarA este paso nos tendremos que mudar a las vegas, a si que ¡Vivan Las Vegas!
ResponderEliminarPD: Muy bueno el blog, profe. Jeje
Guillermo Olmeda