El título del artículo es toda una declaración de
intenciones que recojo de una reflexión que hace sobre las elecciones del
domingo Emilio Lledó. La democracia introducida en el siglo VI a. C. por
Clístenes en Grecia se basa en el principio de isonomía, es decir, que tiene en la igualdad de todos los
ciudadanos su valor esencial, frente a la aristocracia
que defiende como virtud la herencia familiar o la timocracia que defiende la riqueza. La pregunta, por tanto, que nos
tendríamos que hacer antes de votar el domingo es: ¿para qué somos iguales?
Para mí la respuesta es que somos iguales para crear un nuevo escenario que dé
lugar a nuevas posibilidades en los municipios y comunidades autónomas en los
próximos cuatro años. En las anteriores votamos un escenario que ha permitido
la corrupción y el incremento de la desigualdad, una redistribución de la renta
a favor de las clases más pudientes, el deterioro de servicios públicos
fundamentales como la educación y la sanidad, etc. Pero lo peor de todo es que
el inmovilismo del voto y de nuestra clase política, ha permitido que se
empoderen aquellos que deberían estar avergonzados con la España que sale de la
crisis económica; lo digo porque el mayor problema de nuestra sociedad y
democracia es que nadie asume responsabilidad por lo que sucede a su alrededor.
La UE, la Troika, los mercados internacionales se han
convertido en la coartada perfecta de la irresponsabilidad, por lo tanto, el
sistema se perpetúa en sus vicios hasta que otra crisis lo ponga en evidencia.
Tenemos, por tanto, la posibilidad el domingo de hacer justicia con el pasado y
virtud con el futuro. La corrupción no puede ser el ámbito habitual en el que
se desenvuelva nuestra clase política, ni los recortes en servicios públicos y
la devaluación salarial los instrumentos con que sigamos construyendo nuestro
futuro económico. Por tanto, reflexionemos con los datos que hemos recogido en
la inmediata experiencia pasada y ordenemos nuestras ideas proyectando nuestras
propias aspiraciones en un futuro diferente al presente. El resultado de esta
ecuación el domingo tiene que ser la venganza contra aquellos prepotentes que
mientras pudrían el sistema desde dentro nos hacían creer que éste era el único
camino posible; demostrémosles el domingo que no es verdad.
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