martes, 16 de marzo de 2010

LA IMPORTANCIA DE LO QUE DEBATIMOS


Hace unos meses una compañera de trabajo, a la que he tenido la suerte de conocer, me regaló un libro: No pienses en un elefante de Lakoff. En esta obra se analiza de un modo sencillo y divulgativo, dentro de lo que un experto en semántica es capaz, cómo los grupos republicanos organizaron grupos de debate, los famosos think tanks, que monopolizaron el estado de la opinión pública norteamericana desde, diría yo, la década de los setenta. Este monopolio se llevó a cabo en ámbitos tan dispares como la política exterior (armas de destrucción masiva, guerra preventiva, terrorismo global, etc.), social (mensaje evangélico y antiabortista) y económico (recorte de impuesto y menos Estado).
El único defecto que veo a este análisis es que no sólo es un fenómeno americano, sino global, al menos también europeo. Estos son los datos y debates de nuestros país:
1) Nunca hemos tenido ratios de delincuencia tan bajos y, sin embargo, se reabre el debate sobre la cadena perpetua o cosas peores.
2) Nuestro código penal y, por tanto, el número de presos por habitante es el más duro de Europa. Se mete en la cárcel a gente por faltas menores y todavía seguimos con la cantinela que en España un delincuente sale a la calle en poco tiempo. Todos los días nos bombardean los medios de comunicación con casos extremos que hace que los periodistas salgan, cual marabunta de termintas, a pedir un endurecimiento de las penas. Lo mismo podíamos decir del aumento de las cámaras de vigilancia, el aumento de las medidas de seguridad en los medios de transporte, etc.
3) En economía ya no nos preocupamos por regular el sistema financiero que nos llevó a la crisis y sí por el déficit público que es consecuencia de la crisis financiera. Nos preocupa más subir los impuestos a las rentas altas, algo claramente impopular, y no que la gente sin recursos se multiplique en nuestras calles.
4) En educación se vuelve al debate segregacionista, con adolescentes que deben elegir, según sus cualidades, entre el bachillerato y la formación profesional a la temprana edad de quince años. Se mantiene el sistema dual de la concertada con aulas para la "nueva clase media del ladrillo" y otras para emigrantes, gitanos y discapacitados. Frente a lo anterior, casi nadie alza la voz pidiendo recursos en las aulas para los que menos ventajas de partida tienen, mucho menos para exigir que en el aula se mezclen niños y niñas independientemente de su condiciones personal, intelectual, física, etc. Viva la democracia y los preceptos constitucionales, con los que todos estamos de acuerdo, pero sólo cuando conversamos, no nos vayan a acusar de algo.
Asumo que hay avances, pero sólo en aquellos ámbitos más estrechamente relacionados con los derechos humanos: el papel de la mujer y los homosexuales. No niego su importancia, pero considero que debería ser algo no debatible, nadie debe sentirse con más derechos que otro colectivo. Esto debería estar fuera del debate, asumido por personas de izquierdas, derechas, centro y, cualquier otra dimensión política, como en su día superamos el feudalismo y asuminos la igualdad jurídica de los varones heterosexuales ante la Ley. Esto es lo que hemos completado, ya podemos decir: "todas las personas somos iguales ante la Ley". A partir de esta premisa debatamos sobre: economía, educación, ¿qué sociedad queremos?, etc.

1 comentario:

  1. Voy a comentar algunas cosas sobre los dos primeros puntos, de forma intuitiva de por qé ocurre eso que comentas del sistema penal. Como tú sabes, las cifras poco indican en ocasiones sobre el estado de opinión pública y se mueven por cosas más subjetivas.

    a) La gente considera blando el sistema penal en relación con lo de siempre, los crímenes de terrorismo. Algunos casos tienen una relevancia mediática que en otros países no existen y eso hace su daño. De ahí se generaliza al resto.
    b) La gente sigue pensando el sistema carcelario como una medida de castigo y no de reinserción. Y otra vez, efecto mediático perverso: salen en las cámaras los reincidentes, no los reinsertados.
    c) Por lo que me cuentan mis amigos los guardias civiles, la ratio de delincuencia es impresionantemente asimétrica a nivel geográfico. El sur del país es mucho más inseguro que el norte y el conflicto con la autoridad bastante mayor. Andalucía es la región más detestada como destino de la guardia civil. La gente de esas zonas tiene una sensación de inseguridad bastante mayor que en el resto del país.
    d) La figura del "otro". Este debate está abierto en otros países: Holanda entre otros, y con el tema de fondo de siempre: la inmigración.
    e) Estamos en una fase de involución y de vuelta a un paradigma autoritario, y especialmente en relación con el trato que se da a los jóvenes.

    tristes y desconfiados tiempos los que nos tocan vivir...

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